La desamortización de los bienes eclesiásticos de 1835 representó para Madrid el inicio de un amplísimo proceso de reforma urbana.
Entre las primeras reformas urbanísticas a destacar de este periodo Isabelino está la urbanización de la Plaza de Oriente, en la Puerta del Sol y la apertura de la calle Bailén.
Este periodo es igualmente fructífero en el terreno de las infraestructuras: construcción del trazado ferroviario, construcción del Canal de Isabel II, la canalización del gas y el alumbrado público.
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