La ciudad entró en una etapa de decadencia, en la que los progresivos aumentos de la población se resuelven mediante corralas.
La ciudad se ve así sometida a un proceso de densificación, provocando el deterioro de las condiciones sanitarias y de habitabilidad.
Durante el periodo de ocupación francesa, José Bonaparte llevó a cabo medidas higienistas, ordenando el traslado de cementerios y mataderos fuera de la ciudad, y ordenando derribos de iglesias y edificios para crear grandes espacios urbanos en forma de plazas.
Terminada la Guerra de la Independencia en 1814, la situación de Madrid era caótica por las destrucciones producidas, y trajeron consigo la paralización del proceso de desarrollo urbano de Madrid.
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